8 Cuando estaban cerca de Jerusalén, apareció poniéndose al frente de
ellos, un jinete vestido de blanco, blandiendo armas de oro.
9 Todos a una bendijeron entonces a Dios misericordioso y y
sintieron enardecerse sus ánimos, dispuestos a atravesar no sólo a hombres,
sino aun a las fieras más salvajes murallas de hierro.